lunes, octubre 1

De cafés y otros relatos

-Café?

-Perdón?.- Ella lo miro entrecerrando los ojos mientras observo como lentamente el se sentaba en la silla que estaba libre justo en frente de ella

-Le preguntaba que si desea tomar un café, yo invito.- El la miro con un tono divertido en sus ojos...

-No gracias, no necesito que un extraño me invite.- Le dijo ella no sin cierta arrogancia.

-Que hace una mujer tan bonita sentada en un café sola?- Le pregunto el con genuino interés aunque trato de disimularlo con una sonrisa.

-Me gustan los libros, el café y el jazz, este sitio tiene las tres cosas...Pero sobre todo me gusta que no me molesten cuando disfruto de estos placeres.

-Porque tan a la defensiva? Muy bonita pero muy brusca no cree?

Ambos se miraron mientras el jazz sonaba, el se reía en silencio de la actitud arisca de ella, y ella a su vez se reía de la actitud de galán barato de el.

-Entre mas valiosa la rosa mas grande es la espina.- Le dijo ella dedicándole la primera sonrisa.

-Solo le estoy ofreciendo un café...Que ni siquiera voy a preparar yo...

-Esta bien, un café, y luego me deja volver a mi lectura, no me gustan las distracciones.

El jazz siguió sonando, los libros se movieron de mano en mano, el café se enfrió y ellos charlaron y charlaron, se contaron sus vidas y sus muertes, cada uno en el juego silencioso de descifrar al otro.

-Nos enamoramos?- El soltó la pregunta como si de ello dependiese su vida.

-Que?- Le dijo ella después de beberse lo que quedaba de su café.

Ella que estaba preparada para cualquier comentario, para todas las preguntas posibles y de todas, el le había hecho esa, la peor, la mejor. El ardía de nervios, pero no titubeo, ella no lo aparto pero aun así  tenia miedo.

-Que si nos enamoramos?- Le repitió el.

-He dicho a muchas cosas que no, y aunque una parte de mi me hala a decir que si otra parte mas grande me recuerda que nada en la vida es tan fácil- Le dijo ella después de lo que para el había sido una eternidad, pero en realidad solo habían sido unos segundos- Convenceme.- Le dijo ella después de unos instantes, con una sonrisa caprichosa en los ojos.

De cómplice estaba una taza de café vacía, y una servilleta que había quedado manchada del rojo de sus labios.

- Pelearemos mucho, aveces querrás tirarme por el balcón y aveces dejara de importarme tu bienestar; Te van a molestar en ocasiones mis palabras y detestare muchas de tus actitudes; Nos cansaremos de tanto besarnos pero al final nos besaremos mas; Te reirás de mis sueños y yo te comprenderé en los tuyos; Me parecerá horrible tu forma de cantar pero querré que cantes, Sera casi imposible, pero ya empece.

Estas palabras se metieron una a una en forma de escalofrió por su espalda llegando a su médula despacio y lento...Trato de volver a el libro e ignorar la situación que allí se le presentaba, pero no lograba encontrar en que pagina iba...

-Yo tengo la historia que buscas.- Le dijo el en forma de analogía.

-Sabes? es la oferta mas tentadora que me han hecho. He aprendido a no creer tanto en las palabras y mas en los hechos, pero aun asi me pones a dudar.- Le dijo ella mirándolo fijamente.

Ella, una fanática de los libros; El un fanático de las películas. Ella tomadora de café, el un enamorado del whisky.

Pidieron mas café para ella. Hablaron nimiedades, tratando de encontrar las cosas en común  sin saber que los intereses en común aseguran empatia mas no estadía. Hablaron de literatura y de como el cine la afecta según ella y de como el cine la enaltece según el. Armaron la noche ya desarmada por todos los demás.

Eran dos muertos de miedo y ansias.

-Te vas a quedar conmigo?- Le pregunto el como si fuese su ultimo acto en la vida.

Pero ella no contesto, entonces el supo que era hora de irse a casa.

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